*/*/ No quedaba otra cosa sino el hecho de reconocer la necesidad de una dosis de lejanía cuya apariencia y sentir era interminable; ante la agonía de cualquier ilusión y con la sonrisa burlona de la muerte vino el silencio y la distancia, distancia implorada y que ninguna voz había venido a reclamar.
El mundo no se ha vuelto en contra, lo que pasa es que en la decisión del silencio y la prudencia en nombre de no se qué, no queda opción alguna que huir o enloquecer sin dejar de sonreír. ¡Pero qué importa! ¡Si el nombre sigue estando ahí! ¡Sigue estando aquí siguiéndome en la agonía, en el delirio, en la muerte! .