*/*/Pasa y siéntate, camina con la naturalidad y costumbre que los siglos por aquí te han otorgado; el café siempre está caliente pero la cena parece no estar lista. Murmullos rebotan de pared a pared, habladurías, palabras que no implican nada y que nacen para llenar desesperadamente un vacío y cargarse de hipocresía en tanto que nadie quiere saber de ti ni de allá.

En un parpadeo, los muslos vuelven a contraerse, el beso seco se hace presente una y otra vez, siempre tan falto de ternura pero también, siempre tan gordo de conveniencia. El magnífico vínculo afectivo se ha disuelto o quizá…nunca existió ¡que ilusión tan duradera!. La humedad de los cuerpos se escapa presurosa y empiezo a odiarte; me deleito odiándote y regreso al mundo donde se escuchan las habladurías, no te vi partir.


Vamos a jugar a que nos correspondemos más allá de esta deliciosa calentura de nada, anda, ven y susurra tus mejores frases. Si observas que me mantengo pensativa, imagina que me he deslumbrado contigo; no desesperes en este vacío que sí estoy presente, yo mantengo vivo el circo.

El llamado del abismo

*/*/Los ojos están cansados, todo el cuerpo lo está y es que, tantos años se cobran en éste último que parece eterno; comprende que en la infinidad de rostros que le rodean, en realidad ninguno le pertenece, nadie quiere nada de nadie porque no hay tal necesidad de formar parte de algo, estúpida e ilusoria necesidad. Si piensa en el cuerpo no es ya para repasar los debates sobre su negación o la entrega a los placeres de la experiencia sensual, el cuerpo solo es un lastre al que hay que mantener drogado para evitar los interminables dolores.

No se puede ver el final entre los escombros de una vida que no tiene rumbo y hacia la cual no hay apetencia dirigida ¡ha llegado el momento de la confesión!..., ¡ha llegado la vacuna liberadora de la muerte!, si te parece una huida…no importa lo que digas pues pronto dejará de oírte ladrar.
*/*/ Algo detestable: Jorge Hank y similares.

*/*/Se ha terminado el asombro, no queda nada que dirigir hacia ti, sin llanto alguno te doy la espalda después de haberte aniquilado con tanto gusto. Aniquilado el mundo, el deseo y el fantasma de anhelar la presencia.

Siento el regreso después de tanto abandono y me encuentro intacta pero aún gozosa de verte dar el último respiro, de esa forma encuentro que mi sentido es no tener sentido, ni esperarlo.

No conservo a nadie y sospecho que nadie me conserva, lo curioso es que puedo dormir tranquilamente; alguna vez traté de ser feliz y de marchar como había sido requerido...mmm…no, no funcionó. Dios que ahora escribo como “dios” solo vino a escupir cobardía en un momento en que todo aparecía brutalmente, no había lugar al cual correr y empecé por decidir…, decidir el sin sentido, el delirio, el placer, el dolor.

El instante


Tenía el borrador del lápiz entre los labios y respiraba tranquilamente mientras las palabras se depositaban en mis oídos, con la mirada discreta barría a las otras cabezas. No, nadie se percató de mí ni del deseo, del deseo por el otro, del deseo del otro por la otra o de todos contra todos…fingía.

¡Vaya, una vez más ha llovido estupidez! Y no he podido acostumbrarme…quizá no me interesa . Sigo fingiendo pues no hay nada que despierte el asombro, observo, peino a las miserables almas de la mediocridad y hasta siento perdonarles.


Regreso al cuerpo, al mío, al tuyo; me doy cuenta que transpiro y excito el pensamiento colando la mirada entre tu ropa, te empujo contra las paredes con vehemencia y así, cansada, sin llanto alguno la melancolía golpea la puerta recordando que la mentira es mía, hija de la soledad, que en realidad, no quiero negar sino vivir en ella.
Los ojos estaban fijos abarcando todo a su alrededor, amarrando el mundo hacia sí mismo, una sonrisa natural pero perversa apareció en los labios que con tanto odio y excitación mordí. Cundo las manos dejaban las huellas moradas en la piel, la risa, la humedad...eran la locura y la cumbre del poder.

/*/* El engaño siempre sabroso remojado en los movimientos suaves del cuerpo nunca antes tocado (eso también era un engaño)…como el asombro hacia la lluvia de sabiduría que fue siempre, realmente, desapercibida. Ella no sabía el goce que su él traía a ésta parte del prójimo y así bajo el mismo engaño vino la disolución, nadie sufrió, todos felices y el café aún caliente en mi taza.
Mi cuerpo estaba ahí tendido, él agotado y aún lleno de sudor recuperaba el aliento; sabía que lo estaba estudiando con los ojos de quien se ha servido y ha quedado satisfecha, lo suficiente para no repetir el teatrito.
El pensar es como un orgasmo. Cuando se lee y se comprende puedes sentir el ritmo del texto y te emociona, sigues ahí sin poder parar, es cansancio físico pero con el placer de sentir al otro en ti.