Los ojos estaban fijos abarcando todo a su alrededor, amarrando el mundo hacia sí mismo, una sonrisa natural pero perversa apareció en los labios que con tanto odio y excitación mordí. Cundo las manos dejaban las huellas moradas en la piel, la risa, la humedad...eran la locura y la cumbre del poder.

/*/* El engaño siempre sabroso remojado en los movimientos suaves del cuerpo nunca antes tocado (eso también era un engaño)…como el asombro hacia la lluvia de sabiduría que fue siempre, realmente, desapercibida. Ella no sabía el goce que su él traía a ésta parte del prójimo y así bajo el mismo engaño vino la disolución, nadie sufrió, todos felices y el café aún caliente en mi taza.