*/*/*De la misma forma como si hubiera extravíado algo, así los ojos desolados y hambrientos recorren cada espacio, los rincones polvorientos con el temor de encontrarse nuevamente en la oscuridad y en la vaciedad de la vida que sonríe perfecta. No se desgarra la piel ni se llora , sin embargo se sigue ocultando, se acurruca tras las pupilas el deseo, ese deseo que se fuga de vez en cuando, que te toca y que emana mi aire, mi estar.

Hablo conmigo, con esa extraña que soy; tú, cuando termines con ese monólogo habla conmigo. ¿Quién dijo que no había que hablar con extraños?