*/*/Pasa y siéntate, camina con la naturalidad y costumbre que los siglos por aquí te han otorgado; el café siempre está caliente pero la cena parece no estar lista. Murmullos rebotan de pared a pared, habladurías, palabras que no implican nada y que nacen para llenar desesperadamente un vacío y cargarse de hipocresía en tanto que nadie quiere saber de ti ni de allá.
En un parpadeo, los muslos vuelven a contraerse, el beso seco se hace presente una y otra vez, siempre tan falto de ternura pero también, siempre tan gordo de conveniencia. El magnífico vínculo afectivo se ha disuelto o quizá…nunca existió ¡que ilusión tan duradera!. La humedad de los cuerpos se escapa presurosa y empiezo a odiarte; me deleito odiándote y regreso al mundo donde se escuchan las habladurías, no te vi partir.
En un parpadeo, los muslos vuelven a contraerse, el beso seco se hace presente una y otra vez, siempre tan falto de ternura pero también, siempre tan gordo de conveniencia. El magnífico vínculo afectivo se ha disuelto o quizá…nunca existió ¡que ilusión tan duradera!. La humedad de los cuerpos se escapa presurosa y empiezo a odiarte; me deleito odiándote y regreso al mundo donde se escuchan las habladurías, no te vi partir.