*/*/ Igual que peligra la flama de una vela bajo un cielo lluvioso, del mismo modo he expuesto un mundo recién nacido. Cometí un asesinato, creyendo suicidarme y bajo el engaño de arriesgar esta nueva existencia he descubierto el gusto por tu muerte; me he encontrado libre y sin voces tras de mi ¿podría vivir así? ¡Claro que puedo! Me entregué al abismo, regresé y quiero más de eso.
Hay algo polvo en mi ropa, en mi cuerpo y siempre ha estado ahí sólo que hoy he dejado de negarlo, como también la tristeza que nace y muere constantemente, así, del mismo modo que he dejado de negar la tristeza, esa que no se agota en la lágrima y que desespera por abandonar el suspiro para estrellarse en el grito.
No puedo liberarme en el mundo de culpas porque nunca hubo uno y, si en un instante del que nunca me percaté, apareció chillando futuro, debo decir que no se puede extrañar lo que no se ha tenido, he ahí la respuesta.