*/*/ Cuando asombrarse del asombro empieza a ser aburrido, es el momento de empezar a despedirse; poder hacer las cosas no es igual a querer hacerlas, por eso es tiempo de pensar en despedirse, desvanecer pausadamente para no hacerse el interesante.
Sospecho que volveré, tal vez cuando el sin sabor deje de saber.
Sospecho que volveré, tal vez cuando el sin sabor deje de saber.